Es curioso que esté escribiendo mi artículo titulado «deja de hacer SEO» mientras miro mi herramienta Yoast SEO para asegurarme que el artículo tiene todo lo necesario para aparecer en los resultados de buscadores. Pero me vale como ejemplo sobre cómo solemos funcionar con esto del SEO. Voy a intentar hacer un artículo auto-referencial a ver si me sale. El caso: quiero posicionar este artículo con las keywords «brain engine optimization». ¿Por qué este término? Porque es un concepto que me he inventado yo y, en el caso de que se haga conocido, me gustaría que saliera mi página la primera de todas, evidentemente.

Así que lo primero que hago es asegurarme de que este artículo tenga los elementos «onpage» clásicos que hemos aprendido que funcionan: repetir la keyword (recuerda: Brain Engine Optimization) varias veces en el texto, en el slug, en el title, la metadescription, algún enlace interno… Incluso es muy bueno ponerlo en algún título (h2, como este caso:)

¿Qué es el Brain Engine Optimization?

No te alarmes. El Brain Engine Optimization no es una técnica extraña para hacer SEO, ni requiere herramientas muy complicadas de manejar. Se trata de una forma diferente de pensar, una aproximación distinta a cómo se organiza el cerebro de un posible cliente y así estar más cerca de aparecer en su vida justo en el momento en el que nos necesita. Esta última frase en negrita creo que es la mejor definición de marketing que puedo encontrar.

El Brain Engin Optimization es una forma de meternos en la cabeza del posible cliente para aparecer en su vida en el momento en que nos necesita.

Voy a contar un caso real: hace unos meses estuve en una reunión donde el cliente, que tenía un producto muy interesante de decoración del hogar (mesas auxiliares de diseño), nos pedía encarecidamente que le ayudásemos a mejorar el SEO de su web porque quería aparecer en las primeras posiciones del buscador. Cuando nos pusimos a hacer una investigación de keywords, encontramos varios problemas. El principal, que las keywords más valiosas tenían una competencia infernal. Para aparecer en las primeras posiciones de «comprar mesa auxiliar de salón» teníamos que pelearnos con IKEA, LaOca, El Corte Inglés, y algunas páginas verticales con un surtido bastante amplio. Este cliente sólo disponía de 2-3 modelos en diferentes colores para la mesa, por lo que competir de tú a tú con estos gigantes se nos antojaba bastante complicado.

Pero el mayor obstáculo, y por el que yo recomendé intentar convencerle de que el SEO no era tan importante, se me ocurrió cuando di un paso para atrás. Cuando pensé: ¿en qué momento alguien se compra una mesa auxiliar (y sólo una mesa auxiliar)? El matiz es importante, porque lo normal es que la mesa auxiliar la compres junto con el resto de muebles del salón al amueblar o redecorar tu casa. Los únicos momentos en los que podías necesitar solamente una mesa auxiliar eran:

  1. Si se te había roto la que tenías.
  2. Si el piso es de alquiler y no tienes, o la que tienes no te sirve.
  3. Si estás redecorando la casa y necesitas cubrir un espacio.

El supuesto número 2 lo dejamos fuera de la ecuación, porque las mesas en cuestión al ser de diseño tenían un precio superior al de otros competidores, casi nadie se gastaría cinco veces más en comprar algo para un piso de alquiler.

En el caso de que estés en los supuestos 1 ó 3, entonces a la marca le interesaba aparecer en las búsquedas. Pero, en este caso, ¿cuál creéis que es el primer sitio donde todos buscamos cuando necesitamos algo: nuestro cerebro.

El primer sitio donde buscamos cuando tenemos una necesidad no es Google. Es nuestro cerebro.

Si la competencia en buscadores con IKEA o El Corte Inglés es feroz, imagínate en nuestro cerebro. Si alguien tiene una necesidad de este tipo, es muy difícil evitar que lo primero que haga sea ir a IKEA o al centro comercial a ver muebles auxiliares. Si lo que ven en IKEA no les convence, entonces puede que acudan al buscador y descarten las primeras opciones que les sugiere Google.

En definitiva, que analizando cómo nos comportamos a la hora de comprar este producto, yo no recomendaría gastar nuestros esfuerzos y dinero en aparecer en los primeros lugares de Google. ¿Que qué habría hecho yo? Te lo cuento más abajo, primero déjame explicarte cómo hacer funcionar el Brain Engine Optimization. Si no puedes esperar, estás a un poco de scroll de la solución.

¿Cómo hacer el Brain Engine Optimization?

Para que la herramienta del Brain Engine Optimization funcione, lo fundamental es ponernos en la cabeza del consumidor, e intentar construir cómo es su proceso de compra. En ocasiones será más fácil, porque nosotros mismos nos habremos visto en esa situación. Pero en otras habrá que tirar de hipótesis o de investigación. Una vez nos hemos construido cuál es el proceso de compra que un cliente sigue hasta llegar a necesitar un producto como el nuestro, nos debemos hacer estas preguntas:

  1. ¿Qué situaciones provocan que alguien busque información sobre un producto como el nuestro para comprarlo?
  2. Si el potencial cliente busca en su cerebro ¿qué otras opciones va a encontrar? En Estados Unidos, más de la mitad de las búsquedas para comprar algo se inician en Amazon, no en Google.
  3. ¿En qué momento de la decisión de compra alguien busca en Google. Es difícil de identificar, pero muchas veces es en fases muy iniciales, para la investigación.
  4. En el caso de que te encuentren en un buscador, ¿tu web les ofrece aquello que están buscando?
  5. ¿Cuánto trabajo (tiempo y dinero) te va a costar posicionarte en buscadores?

Una vez tengas todo esto, debes valorar si la estrategia SEO es importante para tu estrategia o no. La satisfacción de ser los primeros, la adrenalina de quitarle un puesto a tu competencia son tentaciones muy grandes. Pero debemos resistir a esa tentación si nuestra estrategia nos dice que el esfuerzo que dediquemos a mejorar el SEO es mayor que el resultado esperado.

¿Qué habría hecho yo con el fabricante de mesas?

 

En el ejemplo de las mesas auxiliares, en el caso de que consiguieses posicionar en los primeros resultados de búsqueda, hay que salvar otro escollo. Tu web puede que no le ofrezca lo que están buscando, ya que el catálogo es muy poco amplio y competimos con tiendas con cientos de opciones para la misma necesidad. El riesgo de conseguir visitas con alta tasa de rebote es muy grande.

En cambio, el producto tenía una ventaja. Bueno, dos. Primero, era un producto estéticamente bonito. Y además, tenía valores ecológicos muy por encima de otros competidores. Lamentablemente, poca gente busca «mesas auxiliares para el salón ecológicas». Así que mi apuesta habría sido entrar por los ojos. Una campaña de contenido, basada en muchas fotos y vídeos de los productos, y volcar nuestros esfuerzos en soportes más visuales como Facebook, Instagram o Pinterest. Mostrar mucho el producto para que, cuando llegue el día en que se te rompa tu mesa auxiliar, sepas que hay unas mesas que te gustaron y vayas directamente de tu cerebro a la tienda online. Incluso, si la campaña ha sido muy persuasiva, podríamos provocar que quieras cambiar de mesa auxiliar incluso si no está rota. Pero en este caso, meternos en el cerebro del comprador requería algo más que ser buenos en SEO.